Anoche esta triste. Abrí el cajón y la llamé pero sólo me contestó el silencio. Me puse a hablarle igual. Le conté eso que me hizo llorar, aquello que me envenenó las entrañas y esto que todavía me punza acá adentro.
No me respondió.
Tal vez merezco eso, aquello y esto. Quién sabe.
Me fui a dormir más triste todavía, pero le dejé una rendija por si quería asomarse durante la noche.
De madrugada, sentí una brisa en la mejilla, como una caricia. Quería que fuera ella, pero fue el hálito de la muerte que habitó mis sueños.
23 marzo 2007
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4 comentarios:
¡Eh! Debe estar por ahí, todavía. No dejes que se muera.
Pasaron ya tres días y no me puedo sacar esa sensación del aliento de la muerte rondando los sueños.
Alto!, quien esta ahi!?
"La muerte..."
adelante, amiga.
(Forgotten sons)
Por favor no la mates
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