25 octubre 2008

Maldita sea

Mujeres perfumadas envueltas en vestidos de gasa. Hombres de saco y corbata, en tonos oscuros. Copas de champagne en las manos. Risas. Charlas de a dos, de a tres, de a cuatro. Miradas que se buscan, se cruzan, se tocan, se alejan. Más champagne.
Y un encuentro.
Un beso un instante más largo de lo correcto, los labios un milímetro más cerca de lo que corresponde. Una mano que le quema en la espalda. Unos ojos que la atraviesan. Un recuerdo viejo que asalta impertinente y voraz: una noche de lluvia, un vestido rojo, una caricia impune sobre la piel empapada…
Afortunadamente la noche se termina, el champagne también. Llega el día, las zapatillas cómodas para hacer las compras, la comida para cuatro, el marido que vuelve cansado, la tarea de los niños, y el jarabe, maldita sea, casi se olvida del jarabe del más chico que no se cura esa tos, porque le fascinan las tormentas y se escapa siempre, el malcriado, a chapotear en el jardín cada vez que llueve.

29 julio 2008

Una escena, dos vidas

Era un verano como tantos. La casa de Mar del Plata le quedaba un poco grande a él y a su mujer, ahora que los chicos preferían otros rumbos lejos de la mirada paterna.
Esa tarde de enero estaba gris y ventosa, así que Pedro se recostó en la cama matrimonial a dormir la siesta. El infarto lo sorprendió soñando con una ruta solitaria. Pero una mano le oprimió el pecho, unos labios le soplaron vida y el viejo corazón volvió a latir. Cuando se despertó ya había tomado la decisión de vivir a fondo el tiempo que le quedara. Buscó a esa mujer rubia y jovencísima que había sido la locura de sus últimos meses, se fueron a vivir juntos y hasta volvió a gozar con un niño recién nacido en brazos


Era un verano como tantos. Le gustaba andar descalza por la casa grande y casi vacía de Mar del Plata, perfecta para ella y su compañero desde hacía 27 años.
Era una tarde fresca y nublada, ninguna opción parecía mejor que una siesta. María se recostó en la cama matrimonial sobre una pila de almohadones y se entretenía con una revista de chismes cuando escuchó un ronquido extraño en el hombre que dormía a su lado. Desde algún rincón oscuro de su cerebro supo lo que debía hacer. Los golpes en el pecho, la respiración boca a boca. Las maniobras justas en el momento justo que le devolvieron la vida a quien iría a vivirla sin ella.

03 julio 2008

A ordenar, a ordenar

Se mezclaron las camisetas con la bufandas; los días con las noches; los hombres; las risas con los arrepentimientos; los esmaltes de uñas con los labiales; la pimienta con el azúcar y el vinagre; las sábanas con mujeres; las películas con la vida; el asfalto con las lágrimas y los miedos; las siestas con las caricias; los amores con los odios; la compañía con la soledad; los gritos con el silencio; el triunfo con los brindis; los brindis con los fracasos; las ganas con el rechazo; el pueblo con la ciudad; los desconocidos con la esperanza; los miedos con otros miedos; las letras con los números y el punto final…

08 mayo 2008

Kiosco

¿Qué es la felicidad?
¿Existe?
¿Cuánto dura?
¿Soy feliz?
¿Lo seré?
¿Cuándo?
¿Dónde?
¿Cuánto cuesta?
¿Cuánto?
No, dejá. Mejor dame una vauquita.

16 abril 2008

Años

El primer invierno de casados, un poco por falta de recursos y otro debido a tanta juventud y bríos, sólo nos abrigamos en la cama con un acolchado.
El segundo invierno compramos una frazada.
Al tercero empezamos a dormir con pijama.
El cuarto, instalamos una estufa en la habitación.
El quinto, tuvimos una hija.
El sexto año sólo hablamos de pañales y papilla
El séptimo no nos hablamos
El octavo elegimos jardín de infantes y niñera nueva.
El noveno ahorramos…
… para irnos a Venecia en el décimo aniversario
El decimoprimero nos propusimos cambiar el departamento
El 12º descubrí que tenía una amante
El 13º medité sobre mi vida
Hacia el 14º decidí que era mejor no hacer grandes cambios y seguir ahorrando
El 15º nos encontró en casa nueva, con jardín y pileta
El 16º nos compramos un televisor de 29 pulgadas
El 17º nos aburrimos
La mayor parte del 18º hicimos terapia de pareja
El décimo noveno empezamos a planear el cumpleaños de quince de la nena
El 20º festejamos primero, y miramos las fotos, después
El 21º retomamos la terapia de pareja y cambiamos el auto
Nos tomamos el 22º para pensar si queríamos seguir juntos
El año 23 dejamos de pensar y compramos un plasma
El vigésimo cuarto batimos el récord de 20 años seguidos veraneando en el mismo lugar.
En mayo del año que íbamos a cumplir las bodas de plata, él se murió.

El primer año lloré. El segundo empecé a viajar: Cuzco, Turquía, Rusia, Grecia, el Tíbet, París. Me compré una laptop y abrí este blog. Hace veintitrés días llegué a La Habana. ¿Saben?, es una tarde preciosa frente al malecón.

05 febrero 2008

Deseo de cumpleaños

A lo largo de mi vida organicé las fiestas de cumpleaños de mis padres, hermanos, novios, el marido de turno, vástagos propios y ajenos, amigos... Planeé fiestas sorpresa, cociné kilos de peceto para sandwichitos, desplegué manteles, llené miles de veces copas que después lavé (o junté, en pedazos, del piso), decoré cientos de versiones de la misma torta de chocolate (mi receta infalible), encendí velas, armé centros de mesa, cociné paté y, después, vacié ceniceros, barrí el piso y limpié los estragos.
Hoy es mi cumpleaños y no quiero hacerme (otra vez) la torta, comprar las flores, invitar a la gente, poner la mesa, pasar la noche entera abriendo y cerrando la puerta de calle, reponer infinitamente el hielo, las gaseosas, el vino, las servilletas…
Hoy, quiero que me hagan la fiestita.

24 enero 2008

Desalmada

Terminaron las vacaciones.
Volvió el cuerpo.
La mente está llegando.
El espíritu se quedó durmiendo la siesta bajo un sauce.