10 febrero 2006

Llegar a tiempo (o al menos, no tan tarde)

Esta vez llegué a tiempo para los finger foods (esa forma paqueta de llamar a la comida diseñada en pequeños bocaditos que se pueden tomar con los dedos) y el champán. A tiempo para la torta, las velas, el cántico de rigor y hasta para sumarme a la coreografía capitaneada por una sudada pareja de bailarines de salsa.
No fue así el año pasado.
Exactamente trescientos sesenta y cuatro días atrás, regalo en mano, toqué el timbre de la casa de mi amiga y vociferé un exagerado "feliz cumpleaños!!" ante su cara de piedad. Detrás suyo, la casa arrasada. Platos con restos de canapés, copas y más copas medio vacías y desparramadas sin elegancia sobre suelo y muebles del living, migas sobre los sillones, alfombras pisoteadas, los restos tristes de una cheese cake despanzurrada...
Había llegado tarde.
Un día tarde.
Mi amiga y su marido, con buenos reflejos, me subieron al auto y me llevaron a cenar a Clo Clo. Son buenos amigos. Por un rato disiparon esa fea sensación de estar siempre llegando tarde a la fiesta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Genial. Corto, conciso y divertido. Para mi es la forma de escritura ideal para un blog.