La gorda te hizo las milanesas, te cebó mate y te aguantó las llegadas tarde mientras planeabas el atraco del siglo. Pero querías más. Y pretendiste escaparte con la pendeja, el palo verde y ocho kilos en joyas de señoras ricas de San Isidro, a tomar margaritas en el Caribe.
No. Eso no se hace. Algunos códigos hay que respetarlos. O pagar. Como un gil. Como vos.
21 febrero 2006
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1 comentario:
En cuanto se forme el club de admiradoras de la ex del chorro me anoto en primera fila
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