29 enero 2007

Habitantes

A los que dicen que no tengo nada en la cabeza, pues bien, hoy puedo demostrar que no es verdad: tengo piojos.
Me pregunto cómo pude sobrevivir una escolarización tipo -dos años de jardín de infantes; siete de primaria; cinco de secundaria- inmune al contagio, para finalmente caer en las garras de las liendres a la edad en que se empiezan a peinar canas.
Ah, sí! Otro de los encantos de la maternidad...

7 comentarios:

Ana C. dijo...

Dicen que los piojos atacan, sobre todo, a los infantes de cualquier sexo y a las mujeres rubias en la treintena.

¿No estás desesperada?

montevideana dijo...

Yo también tengo algo impropio de mi edad en la cabeza... No estoy muy segura de que se me vaya pasándome un peine fino o lavándome la cabeza con cedro santo, te digo.

Carolina dijo...

A mi la gata me trajo 2 amigos de la terraza vecina con pulgas. Tengo todos los tobillos picados. Más que infante parezco una roñosa.

Alex dijo...

toco madera sin patas, nunca tuve piojos y llevo 4 años de madre sin haber visto ni uno en la cabeza de mi hija. de hecho, como no sé cómo son cuando hay que revisarle la cabeza llamo a alguien más competente en el tema: la madrina.

Cuni dijo...

Bueno, es mejor tener piojos en la cabeza antes que pájaros...¿realmente será mejor? ¿Sigue existiendo Nopucid?, en mi época era bárbaro! Saludos y que te sea leve.

Anónimo dijo...

Ja! Uno siempre es virgen de algo. Incluso cerca de los 40. Gis

¿...? dijo...

Les hago un homenaje al peine fino y al vinagre que los echaron de mi cabeza.