23 julio 2006

¿Merecido? descanso

- Si se cae mi avión, doná mis órganos
- ¿...?
- Entonces, rezá una oración por mi alma
- Sos atea...
- Bueno, abrite un vino y listo. Pero que sea bueno, eh!

Los próximos días, este blog cierra por vacaciones, a menos que llmm acepte pasar de vez en vez a untar manteca en pan crocante recién salido del horno. Ustedes pueden agregarle una cucharadita de mermelada de frutillas, una lonja de jamón crudo o una pizca de sal.
Hasta la vuelta!

17 julio 2006

Solo

Hay un pueblo en el medio de la pampa que tiene un cementerio de un solo muerto.

Hace unos veinte años, para inaugurarlo, llevaron un vago de un pueblo vecino a quien nadie lloraba. En una ceremonia sencilla y ante un cura también visitante, clavaron una cruz blanca sobre una lápida discreta. El poblado sentía haber alcanzado otro status. Ya contaba con una escuela, un club de pista de tierra con bailes más o menos periódicos, una mercería, un almacén de ramos generales y aunque ya el tren no pasaba por su estación, ahora tenía, también, cementerio.

Pero nadie se unió al vago desconocido. Los demás muertos del pueblo van a otros camposantos más concurridos a reposar su eternidad. Será porque un cortejo de varios kilómetros por la ruta, hasta una ciudad hecha y derecha, es mejor visto. Y ni qué hablar de las ventajas de una travesía de fin de semana para llevarle flores al finado y, de paso, hacer una compra grande en el supermercado mejor provisto de la zona, confesarse y curiosear las vidrieras del centro.

El linyera, solo, sigue en aquel cementerio invadido por los yuyos.

11 julio 2006

Ella

- ¿Por qué a ella le perdonan una infidelidad y a mí no me dejan pasar un berrinche?
- Porque ella es Jennifer Aniston. Y porque el guión así lo dice. Y porque le pagaron como treinta millones de dólares mientras que por tu berrinche nadie pone un peso
-...
-...
- Bueno, pero ella también debe haber sufrido cuando la dejó Brad Pitt
- Y, se fue con Angelina Jolie...
- Y, sí

05 julio 2006

El puente

Nunca te vas a olvidar de este puente, le prometió antes de besarla.Y tenía razón. Ella se olvidó de sus ojos (eran claros, cree), del beso (se estremeció, supone), de las manos que la atrajeron (¿eran lindas manos?). Pero no del puentecito. O por lo menos, ayer supo que no lo había olvidado, mientras paseaba por ese parque semiabandonado. Y cerró los ojos, y recordó también la boca, la piel, las manos, el sabor, el olor. Cuando los abrió de nuevo, debajo del puente sólo había hojas podridas por la lluvia.